lunes, 24 de enero de 2011

Cisne negro: el nacimiento del doble en el lado obscuro de la infancia


“Porque Yo es otro… Algo me resulta evidente: estoy asistiendo al parto de mi propio pensamiento” le escribía Arthur Rimbaud a los diecisiete años a Paul Demeny. Precoz como fue su vida y también su muerte, el poeta devela la experiencia más profunda del acto creativo, no hay obra sin desdoblamiento del yo, de otra manera el resultado es una incesante reproducción de uno mismo. Crear es acallar el soy (la imaginaria, limitada, redundante y siempre tambaleante identidad) para dar libre expresión al ser (simbólico y autopoético), es mirar a nuestro doble, dialogar con nuestro Mr. Hyde frente al desfiladero  de la locura, con el riesgo permanente de caer.
En los bordes de ese precipicio ejecuta un Épaulement Nina, la bailarina  a quien da vida la hermosa Natalie Portman en la cinta Cisne Negro, de Darren Aronofsky. Nina es obsequiada con la mayor de sus aspiraciones, representar a Odette, la reina de los cisnes del inmortal ballet de Tchaikovsky, con una sola condición, debe personificar también a  Odile, el cisne negro, hija del mago Rothbart  quien lanzó el conjuro contra Odette.
Atrapada en la más agria frigidez, la danzarina arrebata a los espectadores con sus pasos como la romántica y sufrida reina de los cisnes, pero se ve impedida a bailar como Odile, cuyo papel implica un desborde erótico capaz de engañar al deseo de Sigfrido. Nina requiere escarbar en sus arcas pulsionales para encontrar el oro libido-tanático necesario para ser cisne negro. Lo encuentra, pero al halar tan de súbito los velos de lo inconsciente, arrastra también a su doble y junto con él, al demonio de la paranoia.
Para el padre del psicoanálisis el doble se origina en un aseguramiento infantil contra el sepultamiento del yo, una desmentida del poder de la muerte. Podría decirse: Yo es otro porque yo moriré y eso me resulta intolerable, siendo otro, Yo permanece (por ejemplo, la idea de un alma eterna como esencia del ser que no es Yo). Ese doble puede escindirse, separarse del yo y tratarlo como un objeto. Por eso, el doble se instituye como fuente de la autocrítica, sumándosele todas las aspiraciones frustradas y la quebrantada ilusión del libre albedrío. Así, ha devenido “figura terrorífica” y su retorno conlleva siempre la amenaza de aniquilación del yo, su empuje a la locura o la muerte.
“Soy yo…”, afirmamos al reconocer nuestra imagen. Asumimos la continuidad y mismidad sostenida por algunos psicoanalistas, para posteriormente sentirnos confrontados por ese otro que somos nosotros mismos. La mujer madura mirando su retrato en la flor de los veinte años, el hombre calvo ante una videograbación en la cual se muestra al viento jugueteando con su cabello, el viejo derramando nostalgia frente a una fotografía de un grupo de jóvenes de los cuales es el único sobreviviente, el enfermo hojeando álbumes abarrotados de recuerdos de su salud perdida. Es el doble, ese otro por el cual Otto Rank afirma que somos capaces de entregar lo más preciado de nuestra existencia. El deseo de juventud, belleza, placer, riqueza y poder, es la manifestación de ese narcisito que nos habita, aquel que se niega a simplemente ser, convirtiéndose en un crítico incesante del Yo, en un coleccionista de aspiraciones a ser otro diferente a sí mismo.
No hay refugio frente al doble, en el mejor de los casos nos resta anhelar una inmortalidad por la creación (obra), la reproducción (descendencia) o la continuación (alma). Si crear, reproducirse o continuar resulta  insoportable, siempre habrá la posibilidad de bailar con Nina en el lado Obscuro de la Luna.

8 comentarios:

  1. No he visto la pelicula pero ahora no creo que pueda esperar hasta febrero para poder verla. Muy interesante lo que planteas sobre el doble, la oscuridad, el otro Yo; resulta sumamente complicado esto del ser o no ser.

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  2. Lisbeth:
    Aronofsky da cuenta nuevamente de su capacidad visual y narrativa para lanzar al espectador a las entrañas de la locura como lo hizo en "Pi" y "Requiem por un sueño". La triada Natalie Portman, Vincent Cassell, Mila Kunis, crea una química actoral de una gran intensidad erótico-siniestra. En cuanto al ser... efectivamente es sumamente complicado

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  3. Me gustó muchisimo el escrito, pero necesito ver la película!!! La tendré que conseguir en el mercado negro de las películas de esta gran urbe. Sigue escribiendo por favor.

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  4. Soy la risa de un gnomo desquiciado,
    del cenzontle jugando a los espejos.

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  5. El vaho permite la escirtura, es velo y desocultamiento

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  6. Juan Pablo: Hasta ayer tuve la oportunidad de ver la película y también me sorprendió la trama y las actuaciones.
    Me conmovíó mucho la fragilidad de Nina como una muñeca de porcelana que en cualquier momento podía romperse y de qué manera, a partir de la expresión de sus mociones pulsionales en el Cisne negro pudo dejarse ir con el riesgo de enloquecer y morir. Finalmente, en el acto final conoció la belleza en la muerte, dando pie al cumplimiento de su deseo.
    Te mando un abrazo fuerte, seguimos en contacto

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  7. Roberto:
    Tu frase "En el acto final conoció la belleza en la muerte" es excelsa, da cuenta del deseo profundo de Nina, representar un acto estético magistral, pero su personalidad solamente se lo permitió a cambio de su vida. Te mando un abrazo

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