martes, 15 de enero de 2013

Cloud Atlas: la comprensión prismática de la condición especular humana


Nuestras vidas, no son nuestras. Del vientre a la tumba, estamos unidos unos a otros en el pasado y en el presente. Y con cada crimen, cada gesto de bondad, damos nacimiento a nuestro futuro.

Somni-451, en la película Cloud Atlas


Nuestras vidas y nuestras decisiones, cada encuentro, sugieren una nueva dirección potencial.

Narrador, en la película Cloud Atlas


Existen dos estéticas: la estética pasiva de los espejos y la estética activa de los prismas. Guiado por la primera, el arte se transforma en una copia de la objetividad del medio ambiente o de la historia psíquica del individuo. Guiado por la segunda, el arte se redime, hace del mundo su instrumento, y forja —más allá de las cárceles espaciales y temporales— su visión personal. Esta es la estética del Ultra. Su volición es crear: es imponer facetas insospechadas al universo. Pide a cada poeta su visión desnuda de las cosas, limpia de estigmas ancestrales; una visión fragante, como si ante sus ojos fuese surgiendo auroralmente el mundo. Y, para conquistar esta visión, es menester arrojar todo lo pretérito por la borda. Estos son los párrafos inaugurales del Manifiesto del Ultra publicado en 1921 por Jacobo Sureda, Fortunio Bonanova, Juan Alomar y Jorge Luis Borges. La propuesta parte de las dos estéticas, la especular y la prismática, esto es, reproducimos Ad infinitum las imágenes transmitidas por nuestros ancestros o dejamos esa herencia para liberar nuevos colores. Como toda dialéctica, esta tesis-antitesis permite la distinción y la discusión, sin embargo, cualquier polo que seleccionemos nos hará perder la riqueza del otro. En el caso particular cabría la pregunta de si ¿es posible crear desde cero?, es más, el uso mismo del lenguaje es ya un espejeo con nuestros ancestros, pensamos, estructuramos, reflexionamos, criticamos… con códigos heredados. Salir de la exclusividad dialéctica, conservándola como un cristal más desde el cual mirar,  nos permite colocarnos en una perspectiva compleja, donde el deseo de comprensión, la curiosidad y el placer por el juego cognitivo y el descubrimiento, cobran relevancia. Desde mi perspectiva, “la objetividad del medio ambiente o de la historia psíquica del individuo”, sumados a la transmisión de la genealogía, son espejos donde nos reconocemos y encontramos la serenidad de lo conocido. Los reflejos de estos espejos son luz que al atravesar por el prisma de la subjetividad presente de cada persona, se refracta en un espectro amplio de colores. Todos somos un prisma, pero no refractamos igual, hay diferencias en la diversidad e intensidad de colores.  
Espejo y prisma se conjugan en la película Cloud Atlas, en la que seis historias se entrelazan, inician en 1849 en una isla en el Océano Pacífico, llamada Chatham, para retornar en el año 2321, ciento seis inviernos después de “La caída”, a unas Islas hawaianas. Una novela de David Mitchell llevada al cine por Tom Tykwer, y los hermanos Andy y Lana Wachowski que ascendieron al Olimpo del cine de culto al realizar la trilogía de The Matrix. Llama especialmente mi atención, que Cloud Atlas no ha despertado tanto ímpetu, en el caso de México, ha pasado casi desapercibida. Probablemente porque es una ficción-verdadera, narración que requiere de la inteligencia y atención del espectador, pero sobre todo, de su implicación subjetiva, pues al margen de las interpretaciones, es una invitación implícita a reflexionar sobre el lugar que tienen nuestras decisiones en nuestro devenir personal y en el de la humanidad. Se parte de la premisa de que “todo está conectado”, por tanto todo lo que hagamos o dejemos de hacer tendrá un efecto en el presente y en el futuro, al mismo que tiempo que lo que vivimos es consecuencia de las decisiones de nuestros antepasados.
Mi perspectiva se orienta por la narrativa de la película, no he leído la novela. El largometraje parece dejar abierto al criterio del espectador la definición sobre la conexión entre las historias, las imágenes son muy explícitas al mostrarnos a la misma persona a través del tiempo, con cambios de raza, de nacionalidad, de sistema de creencias, en fin, podría leerse como una muestra de seres reencarnando. Sin descartar que esa pudiera ser una de las intenciones de la historia no es la que más me ocupa, es más, me distrae de otros aspectos que considero de primer orden. Mi interés se concentra en los problemas que se abordan en cada historia, y enfatizo que la película podría ser la suma de seis espléndidos cortometrajes, esto es, con su sentido propio, pero que al verse en conjunto intensifican su fuerza semántica: Todo está conectado.
Un aspecto que atraviesa el largometraje es mostrarnos el tránsito de la transmisión por formato escrito, que prevaleció a partir del Renacimiento y hasta la década de los 80’s del siglo XX, al de las imágenes y que, paradójicamente, nos retorna a la ruta de la transmisión oral. La historia más tardía narra el encuentro en el año 2321 de Los profetas, humanos hipercivilizados, con una tribu viviendo primitivamente en una isla, acosada por las visitas de los caníbales Kona y del Viejo George, una especie de demonio inquietando las conciencias de los lugareños. En medio del choque entre el tecno-pragmatismo y las creencias saturadas de augurios, una amenaza los abraza a todos, la contaminación del planeta, herencia de los voraces ancestros que destruyeron su hábitat para construir el “paraíso” de la unicidad.
El paraíso logró su plenitud en el año 2144 en Oriente, en Nueva Seúl, donde conviven humanos “pura sangre” nacidos de vientre humano y las “fabricaciones”, humanos reproducidos en laboratorios que se ocupan de cubrir los puestos de servicio para los “pura sangre”, cubren labores como la atención en negocios tipo fast food. El problema de esta era, los límites de las investigaciones genéticas: ¿es viable dar vida a humanos para ser utilizados en investigaciones para beneficiar a otros seres humanos? La vieja discusión, el debate sobre si hay diferentes categorías de humanos, si unos tienen alma y otros no, si unos tienen libertad y otros no, si unos tienen derechos y otros no. Somni-451 es una “fabricación” liberada por el rebelde Hae-Joo Chang, quien no solamente le obsequia la pregunta por su condición, sino también su amor. Su enlace constituye una expresión de resistencia y protección de los derechos universales. Ella es la autora del discurso citado como epígrafe de este texto: Nuestras vidas, no son nuestras vidas… De ahí que no le importe morir, pues sabe que su movimiento de condición, tendrá un efecto en la cadena generacional, y así es, en el 2321, Zachry el primitivo le rezará como una deidad y Meronym, la “profeta”, intentará recuperar su mensaje al ubicarla como la inspiradora de “La caída”.
En el año 2012 Timothy Cavendish escribe  El Horrible Calvario de Timothy Cavendish, libro del cual nació una película que ven en 2144 Somni-451 y su amante. Las primeras palabras del libro de Cavendish abren su historia en la película: Mientras mi amplia experiencia como editor me ha llevado a un desdén por los flashbacks, los flashforwards y trucos juguetones [tricksy gimmicks] Creo que si usted, querido lector, puede extender su paciencia por un momento, encontrará que hay un método para leer esta historia de locura. Cavendish es protagonista del problema abordado para el 2012, la exclusión y alienación de los ancianos. Al puro estilo Foucault, la institución asilar es mostrada en su más cruda realidad, bajo la custodia de la terrible enfermera Noakes, ancianas y ancianos siguen la estricta normatividad con un solo fin, sobrevivir hasta que llegue la muerte. Como los otros protagonistas, Timothy es un inconforme y tras haber sido engañado por su hermano para firmar la aceptación de residencia, se organiza con otros residentes y huyen de la institución. Esta historia resulta contrastante con la de 2144, donde se intenta, por encima de todo, mejorar la calidad de vida de los “pura sangre”, la pregunta es ¿para que mejorar la calidad que permite la extensión de los años de vida, si al final seremos marginados del grupo social? Vivir por vivir, necedad y síntoma de quienes se quedan en el espejo sin buscar el prisma.
Medias vidas: El misterio de Luisa Rey, es el libro donde se narran las peripecias de la reportera de Luisa Rey, quien en 1973 confronta al poder de las petroleras y que llega en 2012 a las manos de Cavendish para ser editado y publicado. Rey conoce a Rufus Sixsmith, un viejo científico que posee información confidencial sobre la intención de facilitar una tragedia atómica con la finalidad de desacreditar este tipo de energía y continuar con el monopolio de la energía de hidrocarburos. El problema, es el uso de las energías y sus efectos en la atmósfera y la salud de los seres vivos. Es un punto de partida del caos que obligará a los humanos del 2321 a desalojar la Tierra para habitar en otro planeta.
En 1936, Sixsmith fue amante del músico Robert Frobisher. El artista trabaja como copista del mundialmente reconocido compositor Vyvyan Ayrs, en su colaboración con él se logra inspirar para la composición de la obra maestra The Cloud Atlas Sextet. El famoso músico desea preservar los derechos de la obra de su copista, pero él se resiste y la historia concluye trágicamente. Frobisher se suicida bajo la amenaza de Ayrs de hacer pública su homosexualidad. Esta historia, la cual se desarrolla en Inglaterra, da cuenta de otra forma de exclusión, la de la discriminación, particularmente dirigida a las orientaciones sexuales no convencionales y  la diversidad religiosa, pues se deja ver también el conflicto de los germanos con los judíos. A través de la narración Frobisher le escribe una serie de cartas a Sixsmith, las cuales llegan, décadas después, a las manos de Luisa Rey, y, en conjunto, son denominadas Cartas desde Zedelghem.
Finalmente, la historia del abogado estadounidense Adam Ewing, quien viaja en 1849 desde San Francisco a las Islas Chatham para lograr un acuerdo comercial entre su suegro y el Reverendo Horrox. En dicho lugar Ewing conoce las terribles condiciones de los esclavos africanos. Tras ser testigo del castigo físico de Autua, un esclavo moriori, su perspectiva cambia y al retornar a casa decide unirse a las batallas abolicionistas. En el trayecto en barco de la isla a San Francisco, Ewing escribe un diario, el cual será publicado parcialmente y llegará a manos de Robert Frobisher en 1936. El problema es la discriminación racial, la cual nace del no reconocimiento en el espejo de ese otro que comparte nuestra condición humana. Es la ceguera.
Resumen de temas en sentido inverso: discriminación racial, discriminación sexual y religiosa, negligencia y abuso en el uso de las energías, marginación de los ancianos, bioética de los experimentos genéticos y contaminación del planeta. La película nos ofrece una agenda pendiente, nos muestra como el mayor problema de los seres humanos somos los propios humanos. La propuesta que leo en la película es que las fuerzas básicas que nos mueven son el amor y el miedo, que nos impulsan a crear creencias, creemos en lo que amamos y creemos en aquello que tememos. Mientras el miedo predomine sobre el amor, continuaremos en esta dinámica paranoica y caníbal. En lo personal, soy pesimista de los cambios en masa, sin embargo, confío plenamente en la diferencia que pueden hacer nuestros actos individuales, pues todo está conectado. Quizá la vida y la complejidad no nos permitan ser testigos del efecto de nuestras decisiones, pero al optar por el amor, estaremos optando por la vida y la disminución del dolor.  
Como mencione anteriormente, focalizar el tema de la película en la reencarnación, es desdibujar la riqueza de la narración, que además tiene una propuesta cinematográfica maravillosa, pues son tres horas de mezcla de las seis historias, en las que si uno se mantiene atento, el ritmo, la conexión y la secuencia de convierten en un festín para los cinéfilos, lo cual no había disfrutado hace mucho tiempo.




lunes, 7 de enero de 2013

La felicidad como categoría de exclusión

 
Artículo publicado en la revista Foro Multidisciplinario de la Universidad Intercontinental. Se puede leer aquí en el blog o consultar la revista en su formato electrónico en la siguiente dirección electrónica: 
http://es.scribd.com/doc/117550746/Revista-UIC-27


Creo que no nos quedamos ciegos, creo que estamos ciegos,
Ciegos que ven, Ciegos que, viendo, no ven.

José Saramago, Ensayo sobre la ceguera

      Gran parte de la popularidad y de la fuerza persuasiva de la psicología provienen de que sea una forma sublimada de espiritualismo: una forma laica y ostensiblemente científica de afirmar la primacía del “espíritu” sobre la materia (Sontag, 2008, p. 68). Alud crítico con el estilo característico de Susan Sontag, quien escribió la citada frase en su libro La enfermedad y sus metáforas, publicado por primera vez en 1977. Difícil es rebatir a Sontag, aún treinta y cinco años después, considerando que la psicología se ha ido impregnando con los recursos más utilizados por las tradiciones espirituales, me refiero a las metáforas y las virtudes. 
       Un tufillo esencialista se va apoderando de los discursos psi, reviviendo a los psicólogos humanistas de la última posguerra mundial, Abraham Maslow y Carl Rogers, quienes consideraban que el ser humano era “bueno” por naturaleza y quien lo pervertía era la familia, la comunidad y la sociedad. Nacemos como Ferraris pero nos ponen a recorrer caminos de terracería, y como dijo Andrés Manuel López Obrador en los debates en la carrera por la presidencia de México en 2012, andar en terracería lo afloja a uno.
       Como las tradiciones espirituales, la psicología tiene a sus profetas, quienes también caminan por largos caminos de espinas antes de llegar a la iluminación, sólo que en lugar de vivir el desierto, encerrados en una celda o en perpetua contemplación de la naturaleza; los psifetas (psicólogos profetas), pasan extenuantes jornadas en laboratorios, leyendo sobre inacabables avances “científicos”, aplicando cuestionarios o pruebas, entrevistando, observando, etcétera. Y es hasta después de varias décadas de riguroso e ininterrumpido trabajo que llega la epifanía, traducen sus investigaciones a lenguaje coloquial, escriben libros con estructura best-seller y se suben a su nicho en la Catedral del Bienestar. Por supuesto, sus textos están abarrotados de metáforas y virtudes. Basta con citar el título de un libro de Martin Seligman, el padre de la Psicología Positiva: Florecer.
Como lo dice la página oficial de Seligman (la cual se puede consultar en seis idiomas en http://www.authentichappiness.sas.upenn.edu), “desde el año 2000 su principal misión ha sido la promoción del campo de la Psicología Positiva. Esta disciplina incluye el estudio de las emociones positivas, los rasgos positivos del carácter, y las instituciones positivas. A medida que la ciencia que hay detrás de esta aproximación se va haciendo más sólida, el Prof. Seligman va ahora dirigiendo su atención a la formación de Psicólogos Positivos, que serían aquellos individuos cuya práctica haría de este mundo un lugar más feliz, en paralelo a la forma en la que los psicólogos clínicos han hecho del mundo un lugar menos infeliz”. Esto es, antes de Martin Seligman, la Psicología Clínica, el Psicoanálisis, la Psicoterapia Cognitivo Conductual, en fin, todas las tradiciones de la clínica psi, lo único que habían logrado era reducir la infelicidad de las personas.  Pero en el 2000, como una señal del nuevo milenio, una luz emanó desde el Departamento de Psicología de la Universidad de Pennsylvania, para alumbrar la sombra de más de cien años de Psicología oscurantista, para erradicar la epidemia de patologías mentales sobre el mundo con un recurso accesible a todos: optimismo. El texto citado habla explícitamente de una misión, como aquellos predicadores que de dos en dos fueron por el mundo para transmitir la palabra verdadera y limpiaban sus sandalias ahí donde no eran escuchados. En la Psicología Positiva no se responde al desdén con la otra mejilla, sino con una sonrisa.
Pero Martin Seligman si es profeta en su tierra, tiene tras de sí el aval de la Asociación Americana de Psicología, de la que fue presidente. Su página afirma que ganó con “el mayor número de votos de la historia moderna”. Según los historiadores, la llamada Modernidad inició en el siglo XVI, se considera como fecha oficial del nacimiento de la Psicología el año de 1879, cuando Wilhelm Wundt inauguró su laboratorio de psicología experimental en Leipzig, Alemania.  La Asociación Americana de Psicología (APA por sus siglas en inglés) se fundó en 1892. Por tanto, la Psicología no existía antes de la era Moderna, en realidad es una disciplina que se puede considerar nueva dentro del contexto de la historia de la humanidad. Por tanto, cuando la página se refiere al mayor número de votos en la historia moderna, está magnificando un dato para consolidar el pedestal del teórico de la felicidad, como sucedía con las Vidas Ejemplares de los santos. Lo que no se le puede negar a Seligman, es su popularidad, en la página oficial de la APA, se afirma que esta asociación tiene 137,000 miembros, como se mencionó, recibió el visto bueno de una mayoría de este conglomerado. La revista Time, estrenó el año 2005 con un número dedicado a La nueva ciencia de la felicidad. En el artículo principal, escrito por Claudia Wallis, descubrimos que los mexicanos tendríamos que sentirnos privilegiados, con el siguiente fragmento del artículo conocerán los motivos de afirmación:  “¿Azucarados destellos de arena blanca bajo el brillante sol de Yucatán, el agua esmeralda repleta de peces tropicales y perezosas tortugas de mar, la cerveza mexicana fría hace señas desde la sombra de las palapas? Es difícil imaginar un lugar más dulce que el de Akumal, México, para contemplar las alegrías de ser vivo. Y eso fue precisamente la orden del día, cuando tres principales psicólogos se reunieron en este paraíso mexicano para trazar un nuevo rumbo para la Psicología… El objetivo de los especialistas era llevar a los pacientes de un estado negativo, de un estado enfermo a un normal, como dice el psicólogo de la Universidad de Pennsylvania, Martin Seligman: ‘desde un menos cinco a cero’. Fue Seligman, quien convocó a los otros a Akumal el Día de Año Nuevo en 1998, su primer día como presidente de la American Psychological Association (APA), para compartir la visión de un nuevo objetivo para la psicología”. Quizá la reportera se refería a la Península de Yucatán, pero Akumal se localiza en Quintana Roo en la ruta de la Riviera Maya. Por tanto, en México nació la nueva era de la Psicología, los mayas se equivocaron, la renovación inició en 1998 y no en 2012.
El éxito de un modelo psicológico popular se sustenta en que sea accesible y se resuma en pocos conceptos. Seligman siguió la fórmula y creo PERMA, por sus siglas en inglés, pero veamos que implica esta propuesta:
·      P. Positive Emotions (Emociones Positivas): Se refiere a la sumatoria de palabras y emociones positivas expresadas y sentidas en un día. La ecuación podría ser: X (Palabras positivas) + Y (emociones positivas) – A (palabras negativas) – B (emociones negativas) = Bienestar
·      E. Engagement (Involucramiento): Es lograr impregnar nuestra jornada diaria de optimismo, buscarle la mejor cara a la adversidad y poner nuestras fortalezas como instrumento para erradicar el malestar.
·      R. Relationship (Relaciones): Tener una buena actitud en las relaciones con los demás, buscarle a cada persona ese detalle especial que puede enriquecer nuestra cotidianidad y bienestar.
·      M. Meaning (Significado): Sentirse parte de algo más grande que uno mismo. Para Seligman, ayudar puede traer mayor felicidad que comprar. Podríamos hacer un movimiento de resistencia al consumismo recorriendo las calles de México durante el Buen Fin o de Estados Unidos durante Black Friday con cartelones que dijeran: Sé feliz. Ayuda, no compres.
·      A. Accomplishment (Logro): No rendirse, llegar hasta el final, cumplir las metas.

Suena bien, solamente que Seligman parece olvidar un dato importante, al igual que a Maslow en su tiempo. Se calcula que en la actualidad mil trescientos millones de seres humanos en el mundo, viven con un dólar, o menos, al día. Por tanto, la felicidad deja de ser una utopía para convertirse en una categoría altamente excluyente, con indicadores que dejan fuera a gran parte de la humanidad. Esto por sí mismo, sería un criterio para derrumbar la pretensión universalista de la Psicología Positiva. Acercándonos más a la realidad mexicana, nos queda claro que Seligman y colaboradores, no han viajado en el Metrobús de la Ciudad de México, quizá me equivoco y ellos responderían de manera optimista: cuando me empujan y no logró salir del camión, es una señal de que tengo que trabajar más en mis fortalezas; si me roban el celular, debo sonreír y pensar que eso me impulsará a trabajar más, por tanto el ladrón me ayuda a cumplir mis metas y a tocar el éxito; el calor de la hora pico al mediodía, es muestra de la cercanía que tengo con la gente, el aroma compartido es el olor del trabajo en equipo.
     La Psicología Positiva retoma el concepto de Eudaimonía el cual Aristóteles definió en su Ética Nicomáquea como “una actividad del alma de acuerdo con la virtud… la mejor y más perfecta, y además en una vida entera” (Aristóteles, 1985, 142). La virtud es por tanto el camino de la felicidad, de ahí que Seligman también proponga las virtudes para el florecimiento:
·      Sabiduría y Conocimiento.
·      Habilidad para usar inteligencia y experiencia al buscar soluciones y respuestas.
·      El coraje.
·      La Humanidad.
·      La Justicia.
·      La Templanza.
·      La Trascendencia.

¿Cómo se definieron estas virtudes? Martin Seligman y Chris Peterson, estudiaron las grandes filosofías y religiones del mundo: Grecia antigua, Oriente, Confucionismo, Islam, Judeocristianismo, Budismo, etcétera. Tras esta investigación, encontraron estas similitudes culturales que posteriormente se desglosaron en 24 virtudes que pueden medirse con un instrumento denominado VIA. El cuestionario se puede responder, previo registro, en la citada página oficial de Seligman. Hemos avanzado, actualmente si uno quiere indagar si es virtuoso, ya no es necesaria la acción ni la opinión de quienes nos rodean, se diga lo que se diga, si VIA indica que somos virtuosos es que nos encontramos, no a la altura de profetas, sabios , filósofos y santos; sino por encima de ellos, en nosotros podría confluir lo mejor de la especie humana, seres filosófica y espiritualmente superiores.
      La historia de la humanidad ha mostrado que la aparición de propuestas como la Psicología Positiva son síntoma de un deterioro en la calidad del pensamiento de una época, parafraseando a Gastón Bachelard, por simplistas son epistemológicamente sospechosas. Quienes trabajamos e investigamos cada día con la condición humana en lo que respecta a su salud, su patología, su diversidad,  en fin, a un espectro amplio de sus referentes, sabemos que la felicidad se encuentra en la vida de manera dosificada y está muy lejos de ser un estado. El que una teoría psicológica tenga como objetivo el logro de la felicidad, la desacredita como científica por sostenerse en una metáfora imposible de aterrizar a la realidad. Frente a los complejos problemas que enfrenta hoy la humanidad, resulta muy corta de miras una perspectiva así. Lo más inquietante es que se vuelve una de esas categorías que consolida la gran frontera existente entre buena parte de la población mundial y una minoría que puede proponerse la búsqueda de la felicidad. Por lo mismo, considero que la Psicología Positiva parte de supuestos excluyentes y en su pretensión universalista no solamente distrae de los verdaderos problemas a resolver sino promueve el discurso de los poderes fácticos quienes se empoderan y enriquecen a partir de las aspiraciones a la felicidad de las personas.
     La Psicología Positiva es una esperanza, por tanto su realización estará siempre en el futuro, en el horizonte al que nunca se llega.


Referencias

Aristóteles (1985). Ética Nicomáquea. Madrid: Gredos.

Saramago, J. (2006). Ensayo sobre la ceguera. México: Punto de lectura.

Sontag, S. (2008). La enfermedad y sus metáforas. España: DeBolsillo.

Universidad de Pennsylvania. Authentic Happiness. Disponible en: http://www.authentichappiness.sas.upenn.edu/Default.aspx

Wallis, C. (Enero 2005). The new science of Happiness. Time Magazine. Disponible en:
http://www.time.com/time/magazine/article/0,9171,1015902,00.html