martes, 30 de julio de 2013

Amigos


Sombras en la niebla etílica,
juglares urbanos,
música por la vida que nos reunió,
para uno éramos el sueño de un enano que robó el orbe de los dragones,
otro recitaba sobre una silla poemas de Bukowski,
hubo quien cada noche lanzaba al aire la moneda de la seducción,
por los rincones andaban los que el néctar de Baco no les era suficiente,
los tahúres pedían respetar los códigos del juego,
alrededor de la guitarra oficiábamos nuestro rito de palabra y canto,
nos reíamos del tiempo para no sentir el cambio de piel,
nos abandonaba la adolescencia, a pesar de nuestra fidelidad a ella.
Punto de no retorno,
conservamos el afecto, pero se apagó nuestra vibra tribal,
como amantes separados,
nos preguntamos ¿cuándo estuvimos juntos por última vez?
Amigos, hermandad electiva,
caldero de pasiones donde hierve lo absurdo y lo sublime,
algún día fuimos héroes,
hoy somos  sobrevivientes de una generación exhausta,
experimento fallido del laboratorio neoliberal.
Curado de la fiebre aspiracional,
celebro poder cantarles,   
con los versos de Saúl Hernández,
el sigiloso motivo de nuestra amistad:
“nunca me caí, nunca te arrastré, seguimos aquí”.

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