Mi muy Querido
Ger:
De nuevo nos encontramos en el insomnio, para
nosotros la noche fue un campo fértil y nuestras palabras un arado, durante
nuestra niñez y adolescencia sembramos mil sueños que dejamos de soñar con el
anhelo de cosechar sus secretos y obsequiarle a la humanidad historias jamás
contadas.
Más fácil resulta decir de qué no hablamos, no
conocimos la auto-censura así que nuestras conversaciones eran como un fragmento
de universo donde cabía casi todo y la omisión no era por imponernos un límite,
sino por ignorancia u olvido, ¿de cuántos temas se nos olvidó hablar? Con la
adolescencia llegaron las distracciones, pero antes ya estaban los parloteos
nocturnos y sonambuléos de nuestros otros primos los cuales explorábamos y
alterábamos como científicos en su laboratorio.
Cuando uno escribe se representa a un
interlocutor imaginario, muchas veces tú has sido ese cómplice de los
incesantes desvelos, como en este momento, en el cual resisto el impulso a
enviarte un mensaje vía WhatsApp para preguntarte si escuchas algo de lo que
comparto con tu sombra.
El tema esta noche es una palabra que me compartiste en un mensaje hace un año con motivo de mi cumpleaños: “Y deseándote que el lienzo de tu vida sea una obra de arte eucatastrófica -término acuñado por Tolkien para referirse a los cuentos de hadas, los cuales, pese a todo el dolor que el protagonista vive en ellos, peligros, aventuras y avatares, siempre terminan bien- y la sonrisa sea tu almohada, la paz interior tu mirada y las estrellas tus palabras”. Además de tu espléndida prosa poética que paladeo en cada una de tus comunicaciones, recibí el maravilloso regalo que sólo un escritor puede obsequiar, una palabra nueva: Eucatástrofe. Mi querido primo, quien al nacer no traía una torta bajo el brazo sino el Tomo I de El Señor de los Anillos, ha pasado más de un año y la palabra me tintinea en cada ocasión que inicio un escrito. Me seduce y la rechazo, insiste como las protagonistas de las historias que le dieron origen, esas hadas que tanto te agradan, revolotean y ríen como supieran algo que yo ignoro.
Esto no es nada nuevo, desde que recuerdo has sido más optimista, por ello continúas siendo creyente mientras mi mente y mi cuerpo han cerrado todo refugio en el que pudiera alojarse cualquier residuo del Dios de mi niñez. Es por eso que me he resistido a escribir sobre el concepto de Eucatastrófe, pues representa la veta más profunda de la inspiración de Tolkien, la cual expresó en ese legendario ensayo Sobre los cuentos de hadas:
El tema esta noche es una palabra que me compartiste en un mensaje hace un año con motivo de mi cumpleaños: “Y deseándote que el lienzo de tu vida sea una obra de arte eucatastrófica -término acuñado por Tolkien para referirse a los cuentos de hadas, los cuales, pese a todo el dolor que el protagonista vive en ellos, peligros, aventuras y avatares, siempre terminan bien- y la sonrisa sea tu almohada, la paz interior tu mirada y las estrellas tus palabras”. Además de tu espléndida prosa poética que paladeo en cada una de tus comunicaciones, recibí el maravilloso regalo que sólo un escritor puede obsequiar, una palabra nueva: Eucatástrofe. Mi querido primo, quien al nacer no traía una torta bajo el brazo sino el Tomo I de El Señor de los Anillos, ha pasado más de un año y la palabra me tintinea en cada ocasión que inicio un escrito. Me seduce y la rechazo, insiste como las protagonistas de las historias que le dieron origen, esas hadas que tanto te agradan, revolotean y ríen como supieran algo que yo ignoro.
Esto no es nada nuevo, desde que recuerdo has sido más optimista, por ello continúas siendo creyente mientras mi mente y mi cuerpo han cerrado todo refugio en el que pudiera alojarse cualquier residuo del Dios de mi niñez. Es por eso que me he resistido a escribir sobre el concepto de Eucatastrófe, pues representa la veta más profunda de la inspiración de Tolkien, la cual expresó en ese legendario ensayo Sobre los cuentos de hadas:
Me
atrevería a decir que al aproximarme desde este ángulo a la Historia del
Cristianismo he tenido siempre la impresión —una impresión jubilosa— de que
Dios redimió a los hombres, criaturas caídas y a su vez creadoras, en una forma
que respondía a éste tanto como a los otros aspectos de su extraña naturaleza.
El Nuevo Testamento ofrece un relato maravilloso, o un relato de género más
amplio, que abarca toda la esencia de las historias de fantasía. [...] y entre
esas maravillas está la mayor y más completa eucatástrofe que pueda concebirse.
[...] El nacimiento de Cristo es la eucatástrofe de la historia del Hombre. La
Resurrección es la eucatástrofe de la historia de la Encarnación.
Frente a esta afirmación se rebela hasta la más
tímida de mis células, contiene exceso de fe, esperanza y caridad, que
experimento como un trago de melaza atravesando mi garganta. Sin embargo, hace
unos días hice un ejercicio anti-relajante, me visualicé en el horizonte del pesimismo
más extremo y no sentí nada. Terminado el ensayo, sufrí una intensa conmoción
que amplió mi percepción y la primera palabra que vino a mi mente fue:
Eucatástrofe. Quizá porque definía
la vivencia que acababa de tener.
Como lo mencionas, la defensa que hace Tolkien
de los cuentos de hadas, le llevan a este concepto, todas estas historias constituyen
una sucesión de eventos tendientes hacia un final desastroso, pero al final
algo lleva a una conclusión feliz, recurso que el mismo autor utilizó para
sellar El Señor de los Anillos.
Esto me orientó a la reflexión sobre los
momentos de mi vida en que mi expectativa ha sido la de una catástrofe y al
final, en muchas ocasiones tras mucho dolor, la resolución no es necesariamente
feliz pero si satisfactoria. Lo que deriva de esto es la conclusión de que aún
con nuestra capacidad de auto y hetero destrucción, los seres humanos tocamos
un límite que nos guía hacia
salidas de empatía y compasión. Por eso continuamos aquí a pesar de los
incontables apocalipsis anunciados durante todas las épocas.
Como puedes leer, tu mensaje de cumpleaños fue
como si lo hubieras lanzado en una botella al mar, desde ese lugar lejano donde
vives y hasta más de un año después lo recibí. He de aceptar que el sentarme en la
playa y encontrar tu mensaje, fue
consecuencia de una huída de esas que sólo me provoca Facebook tras una sobredosis de anhelos efímeros de la
que se alimenta esa maquinaria del olvido. Pasada la crisis descubro que en
realidad lo que se busca es precisamente a las hadas, su revoloteo, su risa y
la esperanza que representan. Porque al final todos esperamos que el dolor
termine y llegue el bienestar, que acaben los periodos obscuros y llegue la
luz, que la soledad se acompañe de calor.
Te cuento que acaban de chocar dos automóviles
en la esquina de mi casa, la madrugada suelta a los fantasmas y las personas
los persiguen creyendo que su grandiosidad espantará a los espectros. ¿Será el
punto de partida de una eucatástrofe?
Mi querido Ger, lo que ya no logro hacer es
llevar el desvelo hasta el amanecer, cuando eso sucede mi jornada se ve
trastocada, además lo que de noche es poético de mañana es un desvarío. Por la
mañana-mediodía solamente logro escribir sobre asuntos profesionales, reportes,
artículos u otros similares. Es con el atardecer y la noche que me visitan las
hadas y me hacen creer en lo fantástico, en esta escritura sin finalidad, sin
coartada, sin otro beneficio que la escritura misma.
Como dijo el buen Gustavo Cerati en el último
concierto de su primera etapa con Soda Stereo: "No hubiéramos sido nada
sin ustedes y toda la gente que estuvo con nosotros desde el
comienzo, gracias totales". Una parte considerable de lo que soy es
porque tú has estado en mi vida, es por eso que te doy gracias totales. Al
final de tantos años, llegamos a la Eucatástrofe.
Si deseas responder a esta carta trasnochada y deseas compartir tu respuesta, será un gusto y un honor publicarte en el blog. Pues lo que en mí son balbuceos cuando se trata de la obra de Tolkien, en ti es lengua materna.
Si deseas responder a esta carta trasnochada y deseas compartir tu respuesta, será un gusto y un honor publicarte en el blog. Pues lo que en mí son balbuceos cuando se trata de la obra de Tolkien, en ti es lengua materna.
Un fuerte
abrazo
Estimado Juan Pablo:
ResponderEliminarMe gustó mucho la carta de nuestro amigo común Gerardo. También sobre la eucatástrofe y el pensamiento de Tolkien. ¡Cómo me gustaría recibir de cumpleaños unas palabras de tanta profundidad y optimismo! ¡Cúanto más recibir el regalo de la Fe y el aumento de la Fé! Te mando un abrazo y muchas felicidades por tu blog. Ángel A.
Ángel:
EliminarTodo un gusto saludarte. En cuanto leí tu mensaje retraje una escena de hace muchos años en un Sanborn's, cuando compraste una revista donde te publicaron un cuento breve de ciencia ficción y nos lo leíste. Espero sigas escribiendo y agradezco profundamente tus palabras. Un abrazo
Estimado Juan Pablo:
ResponderEliminar¡Hiciste que tuviera mi momento rataouille! Acordándome de ese momento, pero por desgracia leo el cuento y no me parece tan bueno como lo pensaba antes. ¡si lo hubiera dejado de publicar estaría mejor la cosa! Y el círculo se cierra porque lo escribí por sugerencia de Gerardo.
He estado revisando tu blog y realmente me parece muy bueno, pero lo mejor es este artículo que hablas con el corazón al calor de la noche, lo que me entristece es que hables de "El Dios de tu niñez" pero entiendo que hay tiempo para todo. ¡otra vez muchas felicidades y también un abrazo!
Ángel A.