“La
paradoja de las ciudades es esa, nos ofrece una diversidad que supera nuestros
límites cognoscentes, pero dicha diversidad, al mismo tiempo nos permite tener
mayor número de interacciones, lo cual posibilita un mayor margen para la
selección de quienes conformarán nuestra comunidad.”
Juan Pablo Brand. Vivir en al ciudad y la teoría de los 150 vínculos.
En el año 2009 escribí una serie de
textos que denominé “Treintañero, defeño y clasemediero”. Fueron 11 ensayos de
diferentes extensiones que enviaba vía correo, en el tiempo previo a mis blogs.
Siete años después, al releerlos, descubrí que lo que hice fue una revisión de
lo que era mi vida en ese momento, la cual derivó en decisiones que
revolucionaron lo que parecía ya un destino. Lo vivido me permite afirmar que
la verdadera revolución sólo es posible en la vida cotidiana, puede haber
grandes movimientos sociales pero si no cambian las prácticas cotidianas no son
revoluciones sino solamente procesos de reacomodo.
Entre estos escritos, uno en
particular me agradó, trataba sobre la ciudad y particularmente mi gusto por la
Ciudad de México. En estos momentos de tanta controversia en esta urbe, retomé el texto y lo depuré para su publicación. En él, resumo la
teoría de Johnson de que los seres humanos sólo tenemos la capacidad para
entender simultáneamente la mente de 150 personas.
Podrán encontrar el escrito en mi blog
de la sección “Conversemos” de Psic.mx:
También
les comparto el link de los escritos de mi co-editor en Psic.mx y de nuestros
colaboradores en esta sección de blogueros:
-
Roberto Vargas
Arreola. “La ‘procrastinación’ y la noción de tiempo en psicoanálisis: http://psic.mx/index.php/conversemos/item/122-la-procrastinacion-y-la-nocion-del-tiempo-en-psicoanalisis
-
Alberto Sanen: “La microficción como acontecimiento y
viceversa”: http://psic.mx/index.php/conversemos/item/120-la-microficcion-como-acontecimiento-y-viceversa
-
Grupo Lamar:
¿Por qué nos da “pena ajena”? La empatía desde el cerebro: http://psic.mx/index.php/conversemos/item/119-por-que-nos-da-pena-ajena-la-empatia-desde-el-cerebro
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