jueves, 2 de junio de 2016

Fantasiólogo

Para Gerardo Barajas Garrido, caballero-mago, el primer fantasiólogo que conocí

Se recrudece la batalla, las serpientes marinas dominan al galeón cuyos cañones nada pueden hacer frente a seres tan horripilantes, todo parece perdido cuando aparece el dios plateado y parte a los reptiles hasta reducirlos a indefensos gusanos. Los marinos lloran, lanzan bendiciones al dios plateado, quien levanta la embarcación para lanzarla a una caverna húmeda y pestilente, la tripulación vocifera aterrorizada…

- ¡Ya cómete los fideos de una vez por todas!- le grita su madre.
No comeré jamás estas desagradables larvas, colonizarán mi estómago y mis intestinos devorarán cada parte de mi – respondió alterado.
Si no terminas la sopa conocerás al monstruo en el que puedo convertirme- dijo ella mientras le miraba con desafío.
- Me prefieres muerto que desobediente, eso si es monstruoso- logrando colgar una lágrima de uno de sus ojos.
- Lo que prefiero es que ocupes tu boca en algo más útil que tus inacabables historias.
- Algún día de esta boca saldrán historias que harán comer a millones.
A mi no me importan los millones, quien me importa eres tú y si no comes, tus libros harán un viaje al país del no-me-verás-en-un-mes- afirmó la madre contundente.

Frente a una réplica tan explícita no le quedó más que deglutir ese caldo de restos reptiles, mientras soportaba el impulso de su vientre a lanzar de vuelta al exterior al galeón que había arrojado dentro el dios plateado. No era la primera vez que se enfrentaba a la tiranía de la incomprensión. Si sus padres, sus maestros, sus hermanos, en fin, si las personas se tomaran el tiempo de escuchar sus narraciones, sabrían que en ellas residen verdades y se esconden misterios más entretenidos que sus conversaciones saturadas de rumores.  



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